Atilio Boveri
Catálogo razonado

Charo Sanjuán Gómez, historiadora y directora de Aurea Cultura i Art, entró en contacto con la obra del artista argentino Atilio Boveri (1884-1949) durante un largo período de residencia en Buenos Aires en los años noventa del siglo pasado, cuando realizaba un trabajo de investigación sobre el pintor Hermen Anglada-Camarasa y los artistas e intelectuales argentinos de su entorno. Fue entonces cuando conoció a la viuda del artista, Elba Cecchini, que conservaba una parte importante de la producción artística de Atilio Boveri, obras que posteriormente donó al Museu de Pollença y al Museu de Mallorca. Charo Sanjuán comisarió tres exposiciones sobre Boveri —que se presentaron en los citados museos—, ha escrito varios textos sobre el artista y no ha dejado de investigar sobre su vida y su obra, que abarca la pintura, el dibujo, el grabado, la cerámica, el diseño de mobiliario, la decoración mural y, también, la arquitectura, el diseño de jardines, los proyectos educativos, la literatura…; por ello, es calificado de espíritu renacentista.

El catálogo razonado de Atilio Boveri, que se encuentra en una fase avanzada, incluirá, además de la catalogación de su obra amplia y diversa, un estudio profundo y detallado de su vida y de su producción; todo ello, acompañado de una amplia documentación y profusamente ilustrado.

Si usted tiene alguna obra de Boveri y desea que figure en el catálogo razonado, contacte con nosotros:
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Piedad, ca. 1936. Museu de Pollença.

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Cipreses. Villa d’Este, 1912. Museu de Mallorca, Palma de Mallorca.

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Las once de la mañana en Raixa, 1915. Museu de Pollença.

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Aves de mi quinta, ca. 1927. Museu de Pollença.

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La rueda, 1939. Cristal grabado en el edificio de Ferrocarriles del Estado de Buenos Aires.

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Proyecto del Parque Saavedra. Entrada con jardín del Renacimiento, ca. 1918. Universitat Nacional de La Plata.

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Faenas del pescador. De la carpeta Mallorca. Grabados en madera, 1927. Colección particular.

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Otoñal, ca. 1927. Museu de Mallorca, Palma de Mallorca.

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Casa de los artistas. Proyecto del Jardín balneario de Punta Lara, ca. 1939-1944. Museu de Mallorca, Palma de Mallorca.

Una simple mirada a la trayectoria de Atilio Boveri en cualquier diccionario o historia del arte argentinos nos revela que estamos ante un personaje poco usual y despierta nuestra curiosidad. Cuando sabemos más de él, nos admira no solo la diversidad de técnicas sino la perfección con la que las utilizaba y su gran capacidad de trabajo. Sus proyectos educativos nos lo muestran como un personaje avanzado a la época y el lugar en los que le tocó vivir, y al leer sus cartas y escritos sabemos que era constante, que tenía una gran capacidad para sobrevivir al desánimo cuando sus grandes proyectos eran desestimados o caían en el olvido, que tenía mucha fuerza para empezar de nuevo una y otra vez, y que perseveraba en aquello que había sido rechazado.

Al profundizar en su obra, vemos que la diversidad de técnicas que utilizó eran distintos lenguajes para expresar conceptos, porque en todo lo que hace o proyecta hay ideas que quiere transmitir, que cuando emprende un tema nuevo, previamente, aprende desde las nociones básicas hasta las últimas teorías y que antes de emplear una técnica la estudia y la practica hasta dominarla.

Siempre, tras todo cuanto hacía, estaba su convencimiento de que el artista debe ser útil a la sociedad y, también, una defensa de la utilidad, el valor espiritual y el valor moral como características indispensables de la obra de arte. En una carta fechada en 1941 Boveri afirma: «Y en tal sentido hay un mundo de filosofía por hacerse, y no para hacerla en la simple consideración teórica sino con la ejecución directa y en base de la cabeza que piensa, de la boca que no habla y de las manos que ejecutan la obra positiva y el hecho trascendente.»